Archive for mayo 2014

“Compelidos a la rebelión”

El segundo párrafo del Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que, si no se pueden ejercer plenamente los derechos que les son inherentes, los seres humanos “pueden verse compelidos a la rebelión”. 
Atender a la “gente”, hacer frente a los grandes retos “inventando” las soluciones. 
Si no hay evolución hay revolución. Si no se procuran satisfacer las necesidades mínimas de la existencia humana, se pasa de la voz al grito, del grito a la rebelión. 
Y es que: 
-Son inadmisibles las crecientes desigualdades. 
-Es inadmisible que mueran de hambre diariamente miles y miles de personas, en su mayoría niños y niñas de 1 a 5 años de edad, al tiempo que se invierten en armas y gastos militares más de 3.000 millones de dólares. 
-Es inadmisible que, según OXFAM, 85 personas posean una riqueza equivalente a la mitad de la humanidad. 
-Es inadmisible que cada día se incremente el deterioro del medio ambiente, afectando la habitabilidad de la Tierra. 
-Es inadmisible que la gobernanza mundial esté en manos de grupos plutocráticos (G-6, G-7, G-8, G-20). 
-Es inadmisible que los paraísos fiscales, en lugar de haberse suprimido, se hallen más colmados que nunca. 
-Es inadmisible que la política se halle subordinada a los intereses económicos. 
-Es inadmisible que los mercados hayan llegado, en la Europa sometida, a designar a gobiernos sin urnas en la misma cuna de la democracia. 
-Es inadmisible que la competitividad no se base en el conocimiento y la innovación sino en salarios progresivamente reducidos…



Por todo ello, es apremiante: 
-Establecer un multilateralismo democrático, refundando el Sistema de las Naciones Unidas, dotándola de la representatividad apropiada (“Nosotros, los pueblos…”) y de los medios personales, financieros y técnicos necesarios. Este es el gran liderazgo que la humanidad espera. 
-La solución es más y mejor democracia, a escala global, regional y local. 
-La habitabilidad de la Tierra se está deteriorando y es inaplazable sustituir una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra por una economía basada en el conocimiento para un desarrollo global sostenible y humano. 
-Transitar desde una cultura de imposición, dominio y violencia a una cultura de encuentro, conciliación, alianza y paz. 
-Un colosal clamor popular liderado por las comunidades científica, académica, artística… debe alzarse para que los cambios radicales tengan lugar antes de que se alcancen puntos de no retorno. 
-El “nuevo comienzo” que preconiza la Carta de la Tierra no puede demorarse. 
 
sábado, 31 de mayo de 2014

Diferencia entre voto en blanco, nulo, y abstención

Como casi todo, este es un asunto bastante sencillo que parece verse complicado por opiniones de lo más variadas. Pero una cosa son las opiniones, otra es la oportunidad, y por último están los hechos. Vamos a tratarlo todo, pero empezando por lo verdaderamente importante:

Voto en blanco
Aunque parezca baladí, hay que decir que el voto en blanco en el Estado español es votar introduciendo un sobre vacío (no me machaquéis, nadie tiene la obligación de saberlo, y de hecho, y eso honra a quien lo hace: lo han preguntado).
El voto en blanco es considerado un voto válido y por tanto computable para el escrutinio. Lógicamente también es computable para las estadísticas de participación.
¿Beneficia o perjudica a alguien directamente?
A mayor número de votos en blanco, mayores son los requisitos (en cantidad de votos necesarios) para que los partidos minoritarios alcancen el 3% exigido por Ley para lograr representatividad.
También afecta a los partidos pequeños que sí logran alcanzar ese 3%, porque aumenta el número de votos necesarios para conseguir cada escaño, especialmente con un sistema como el D’Hondt que es el aplicado en España.
Voto nulo
Es voto nulo en el Estado español todo aquel voto que contenga en el sobre algo diferente a una única papeleta electoral o nada.
El voto nulo es considerado un voto “no válido” y por tanto no es computable para el escrutinio. Sí computa en las estadísticas de participación.
¿Beneficia o perjudica a alguien directamente?
La única repercusión que tiene este voto es a nivel estadístico de participación.
Abstención
La abstención es únicamente el acto de no votar, de no participar con el voto.
Es computable en la estadísticas como abstención: “no participación”.
¿Beneficia o perjudica a alguien directamente?
No tiene influencia en el resultado de los comicios.
Hasta aquí los hechos. Ahora las interpretaciones.
Encontramos opiniones para todos los gustos, y todas son respetables.
Hay quien defiende la validez reflexiva y cívica del voto en blanco, y critica tanto el voto nulo como la abstención. La lógica dicta pensar que el voto en blanco es la opción de las personas que defienden el sistema (participando en él, como también lo hacen los incondicionales del voto nulo), pero mandando un mensaje claro de aversión a las opciones existentes. Sus partidarios críticos respaldan esta práctica haciendo una diferenciación con el voto nulo, pues este último no es distinguible en las estadísticas de un defecto de forma. A esto habría que decir que tampoco lo es el voto en blanco, y que como en todas las opciones la interpretación dependerá siempre de la diferencia estadística por comparación. Si una tendencia histórica nos muestra un 1X y de repente se convierte en 4X, ya no hace falta interpretar nada, porque la interpretación viene dada.
Con la abstención ocurre exactamente lo mismo, pues en condiciones de estabilidad en las proporciones estadísticas tradicionales no es posible distinguir al “abstencionista de protesta” con el apático o desvinculado, pero sabemos que una variación extrema lleva el mensaje en sí misma.
Todo indica que nos encontramos en uno de esos momentos excepcionales. Ahora deberíamos preguntarnos qué queremos hacer.
El momento es excepcional para la abstención, y no para el voto blanco o nulo. Llevamos mucho tiempo buscando algo que tengamos en común y que nos una: ya lo tenemos. No es mucho, desde luego; pero puede dar paso a un movimiento que hasta ahora se hacía impensable. Podemos por tanto unirnos a algo que ya va a ser sonado, o limitar su efectividad (una efectividad que sí tendrá) votando en blanco o nulo, y perjudicando así, además, aunque no tenga demasiada importancia, a los partidos minoritarios.
Dicho esto: si estuviéramos asistiendo a la explosión (la previsión inequívoca de vencer por mayoría) de un partido con la intención de transformar por completo este injusto y caduco sistema, abogaría sin duda por apoyarlo, pero hoy no se da el caso. Además, como mucha otra gente, me considero un antisistema (anti “este” sistema), y no favoreceré su perpetuación con mi participación en sus ridículas concesiones “democráticas”. Y tampoco, como en otras ocasiones, haré el esfuerzo ético de saltarme una convicción para favorecer a un pequeño partido que, en el mejor de los casos, no logrará nada práctico, y en el peor de los casos aprovechará la coyuntura para acabar viviendo del cuento.
Sé que este tipo de afirmaciones molestan en ciertos círculos integrantes o cercanos a propuestas políticas, algunas de las cuales cuentan con mi simpatía. Pero no escribo para gustar, sino para expresar mi opinión, poner mi grano de arena para cambiar las cosas, y si me es posible, ofrecer argumentos que puedan ser útiles. Sé también que algunas de esas personas a las que me refiero huyen de la confrontación de ideas, y que cuando han intervenido (recuerdo ahora mismo una eurodiputada y a un diputado, entre otras), no han contestado a las réplicas. Y entiendo muy bien la razón en la que se amparan para ello, por eso tampoco ahora espero que nos deleiten con su presencia en los comentarios, por mucho que sepan lo respetuosos que solemos ser en este rincón de la red. ¿Habrá suerte en esta ocasión?
No lo creo. Pero haremos algo igualmente interesante: debatiremos entre nosotr@s.

Paco Bello | Iniciativa Debate | 10/04/2013

El libre comercio se somete a las urnas

Artículo de Nathalie Pédestarres
Tablas del Frente Cívico Somos Mayoría Avilés


El comercio exterior no suele ser un tema que destaque en los programas electorales. Sin embargo, de cara a las elecciones europeas del 25 de mayo algunos partidos ecologistas y de izquierdas centran buena parte de su campaña en las actuales negociaciones entre la Unión Europea y EEUU para conseguir un gran acuerdo de libre comercio, llamado Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP en sus siglas en inglés). La eliminación de aranceles y trabas como regulaciones y normas aumentaría el tráfico de bienes y servicios entre los dos principales bloques económicos del mundo, que engloba a 820 millones de consumidores, según argumentan los promotores del tratado. El número creciente de críticos, no obstante, teme que los negociadores acabarán aceptando el denominador común más bajo que rige la actividad económica a ambos lados del Atlántico. Grupos medioambientales alertan sobre cómo los logros en normas y estándares ecológicos, por ejemplo en la producción agrícola en Europa, se diluirán en beneficio de las grandes empresas alimentarias de EEUU.
El Parlamento Europeo es la única institución elegida por la ciudadanía que podría poner freno al TTIP. Con el Tratado de Lisboa firmado en 2007, la Cámara de Estrasburgo ha ganado el poder de vetar asuntos relacionados con el comercio exterior de la UE. Cualquier acuerdo con Washington, por ende, necesitará la aprobación de los eurodiputados que saldrán elegidos el 25-M. En el pasado, la Eurocámara era un tigre sin dientes, pero recientemente ha mostrado sus garras a los gobiernos nacionales y la Comisión Europea, por ejemplo, al tumbar el acuerdo internacional contra la piratería (ACTA) o cuando votó a favor de suspender el intercambio de datos bancarios con EEUU (Swift) a raíz del malestar por el espionaje de la agencia norteamericana NSA.
Lo que ha reforzado las sospechas acerca del TTIP es la opacidad con la que se conducen las negociaciones que comenzaron hace dos años. El secretismo absoluto ha alertado a varias ONG, sindicatos y asociaciones civiles, tanto en Europa como en EEUU. El Corporate Europe Observatory (una ONG con base en Bruselas que vigila los abusos de influencia de los lobbies industriales) lleva un año reclamando legítimamente (acogiéndose al reglamento 1049/2001 que da derecho a acceder a documentos relacionados con tratados de la UE) más transparencia sobre el contenido del Tratado y la identidad de los negociadores. En vano. Lo único que se ha podido conseguir al respecto proviene de documentos wiki-filtrados por europarlamentarios indignados por lo poco que se llega a conocer de las rondas negociadoras.“El TTIP amenaza con quitar los medios democráticos para la gestión social y medioambiental del mercado interno”, opina el ecologista alemán Sven Giegold.
Los pocos documentos que han sido filtrados destapan que el acuerdo prevé una desregulación a todos los niveles, y no precisamente en pos de la calidad. El economista francés Jacques Sapir denuncia en su blog que el tratado transatlántico “impone que nuestras normas sociales y sanitarias se alineen sobre las de EEUU”. Lo confirmó también la Comisión de Asuntos Europeos del Parlamento francés en un informe de 2013 sobre el TTIP: “El objetivo declarado por el Farm Bureau [el lobby de los grandes productores agrícolas de EEUU] es aumentar los flujos de comercio agrícola de Estados Unidos hacia Europa. Esto requeriría llegar a un acuerdo SPS plus [reglamentos en materia sanitaria y fitosanitaria que se basan en el uso de normas científicas] muy agresivo por parte de los americanos que pedirían que se suprimieran las restricciones europeas sobre carnes tratadas con hormonas de crecimiento (ractopamine), sobre los tratamientos antimicrobianos o de reducción de agentes patógenos (ácido, lejía), la ausencia de etiquetaje específico para productos que contienen transgénicos y la reducción de los plazos de autorización para introducir soja transgénica en el mercado europeo de la alimentación humana y animal”.

Cláusulas para proteger al inversor

Además de la posible llegada generalizada de transgénicos o tratamientos hormonales, los ecologistas y el partido verde europeo temen sobre todo un aspecto muy controvertido del tratado: el llamado Investor-State Dispute Settlement (ISDS). Se trata de cláusulas que permiten a un inversor privado llevar a las autoridades de un Estado soberano ante un tribunal de arbitraje internacional si considera que una nueva ley perjudica sus intereses económicos en el país en cuestión. Así, por ejemplo, en 2013, la empresa americana Lone Pine Resources demandó al gobierno de la provincia canadiense de Québec por haber aprobado una moratoria para el fracking, la controvertida práctica de extraer gas de esquisto del subsuelo con la inyección de agua y químicos. “Se va a trasladar el poder de decidir de las normas corporativas de las jurisdicciones oficiales hacia grupos de arbitraje privados que no tienen nada que ver con la justicia. No habrá posibilidad de recurrir puesto que las decisiones de estos arbitrajes serán definitivas y apremiantes”, señala el economista belga Raoul-Marc Jennar.
Según un informe reciente de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), los casos de litigios ligados a la cláusula ISDS, que se ha incluido en un sinfín de tratados bilaterales, se duplicaron entre 2002 y 2013. En algunos países, notablemente en Francia y Alemania, se oponen a esta cláusula. Por ello, la Comisión Europea ha decidido excluir, por ahora, el ISDS de las negociaciones sobre el TTIP y dejar el tema para más adelante.
Los promotores y defensores de este gran espacio económico sin trabas fronterizas destacan los efectos para la economía y el empleo. Según un informe de la Comisión Europea, el TTIP aumentaría el crecimiento en la UE en un 0,48% anual del Producto Interior Bruto y un 0,38% en EEUU hasta el año 2027. “¡Un incremento deseado del 0,5% del PIB y la creación de entre 300.000 y 500.000 puestos de empleo en 13 años, cuando hay actualmente en Europa 26,5 millones de parados!”, ironiza el economista Jennar. Partidarios del TTIP, como el francés Vincent Champain, economista y miembro de la Cámara de Comercio Franco-Americana, responden con este planteamiento: “Hasta en las hipótesis más pesimistas, hay algo de crecimiento. La pregunta que hay que hacerse es si se está mejor con o sin el Tratado”.
Para Aurélie Trouvé, economista y copresidenta del comité científico de ATTAC Francia, la respuesta es no. Basa su argumento en la experiencia de acuerdos similares como el famoso Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Según un estudio del Economic Policy Institute (una ONG americana para la defensa de los trabajadores con salarios bajos-medios), 20 años después de su lanzamiento, NAFTA no ha creado los 170.000 empleos al año que se habían prometido. En su lugar, ha contribuido a generar un enorme déficit comercial con México y Canadá y la pérdida de puestos de trabajo en EEUU. Es más, en vez de reforzar las alianzas, NAFTA ha aumentado los conflictos comerciales entre los tres países. “Estos acuerdos bilaterales son una nueva vía de desregulación de los mercados. A los países del sur que habían conseguido rechazar la liberalización salvaje de los mercados en el marco de la Organización Mundial del Comercio, se la vuelven a servir mediante estos acuerdos bilaterales de libre comercio. Temen lo que ha pronosticado José Manuel Barroso, el actual presidente de la Comisión Europea: que el TTIP se contagie como modelo al resto del mundo”, opina la economista Trouvé de ATTAC.


Reunión con empresarios en Madrid

En marzo tuvo lugar en Madrid una reunión de empresarios españoles con los equipos de negociadores de ambas partes para ponerles al día sobre algunos detalles. El jefe de la delegación de la Comisión Europea, el español Ignacio García Bercero, y su colega estadounidense, Dan Mullaney, se emplearon a fondo para resaltar las ventajas de una gran área de libre comercio para las empresas de ambos bloques. Pero los beneficios van más allá, según García Bercero: “Si EEUU y la UE quieren seguir desempeñando su papel de líderes que dictan las normas del comercio internacional, habrá que establecer una cooperación y un diálogo más fuerte y eficaz que los que hemos desarrollado hasta ahora”.
El Gobierno de España es uno de los partidarios incondicionales del tratado comercial con EEUU. Lo confirma la designación del titular de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, como cabeza de lista del Partido Popular en las elecciones europeas de mayo. Los ecologistas critican que el ministro somete el medio ambiente a los intereses de la industria. “Durante su mandato, Miguel Arias Cañete se ha dedicado en nuestro país a lo que nosotros llamamos una contrarreforma medioambiental”, afirma Juan López de Uralde, coportavoz de Equo. “Ha desmantelado la ley de Costas y ha abierto la de impacto medioambiental para autorizar el fracking. También tiene una responsabilidad directa en que España se haya convertido en la puerta de entrada de los transgénicos en Europa. Su política defiende los intereses de las multinacionales agroalimentarias y del sector de la agricultura industrial”, subraya el dirigente del partido ecosocialista.
Las negociaciones del TTIP se han complicado últimamente y hay síntomas de fatiga en ambos lados. La cumbre entre la UE y EEUU, en marzo en Bruselas, a la que asistió el presidente Barack Obama, no dio ningún impulso al proyecto, según los medios europeos. Pero los opositores al TTIP no se confían. Durante la campaña para el 25-M habrá muchas movilizaciones y campañas de información en todo el continente: “Todo dependerá de la movilización ciudadana que está creciendo en Europa y en los Estados Unidos”, opina Trouvé, de ATTAC, y recuerda que otro tratado, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), fracasó por el rechazo masivo de la sociedad civil mexicana en 2005. En Francia, las regiones de Île de France, PACA (Provenza, Alpes, Costa Azul) y la ciudad de Besançon ya se han declarado preventivamente como regiones “fuera del TTIP”.

Alemanes y estadounidenses pierden interés en el Tratado
Como superpotencias exportadoras, EEUU y Alemania son de los países que más podrían ganar con un área de libre comercio entre los dos bloques. Según una encuesta del instituto Pew y la Fundación Bertelsmann de abril, sólo el 55% de los alemanes está a favor del TTIP frente al 53% en EEUU. Sin embargo, un 94% de los alemanes confía más en los estándares de seguridad alimentaria europeos y el 85% quiere mantener los sistemas de protección de datos de la UE. Entre los gobiernos de ambos países se están enfriando los ánimos. En un informe secreto sobre las negociaciones para el Gobierno de Angela Merkel, filtrado al diario FAZ, los europeos se muestran muy decepcionados con las escasas concesiones del otro lado.
Visto Aquí 
domingo, 18 de mayo de 2014

Pinchar todos los globos de ilusión con los que van a querer rodearnos.

Artículo de Soledad Gallego-Diaz
Tablas del Frente Cívico Somos Mayoría Avilés


El año que empieza puede ser un año cargado de ilusión. Ilusión en el análisis económico español, ilusión en Cataluña, ilusión en la marcha de la Unión Europea… Y eso es, precisamente, lo malo. Ilusión significa, según el Diccionario de la Real Academia, “imagen sugerida por los sentidos que carece de verdadera realidad”. Es muy posible que en 2014 los ciudadanos tengamos que emplear muchas de nuestras escasas energías en vislumbrar cuál es la “verdadera realidad”, por encima del aluvión de ilusiones con que se nos abrumará.

En un estupendo artículo titulado Sobre todo, que no decaiga (EL PAÍS 29/12/2013), Manuel Cruz describía la maniobra favorita de los nacionalismos, que consiste en convertir un debate político en un conflicto ente emociones: una, por supuesto, es inequívocamente positiva, la ilusión; la otra, claramente negativa, el miedo. Así que cualquier intento de argumentar se convertirá en 2014 en la mala idea de un cenizo que quiere pinchar el globo de la ilusión o en una sombría amenaza.

Lo mismo se podría aplicar al análisis de la situación económica. El Gobierno está muy ilusionado con los nuevos apuntes macroeconómicos. Por supuesto, son calificados de agoreros quienes argumentan que el coste que está pagando una parte importante de la población es excesivo y que se trata, además, de un segmento de la sociedad que no tuvo responsabilidad en lo sucedido, puesto que se vio aplastada por un terremoto financiero provocado, precisamente, por los grandes predicadores de la ilusión. En los próximos meses veremos cómo surgen grandes apóstoles que nos piden, otra vez, compartir la visión, la fe y la confianza con la que ellos ya han sido bendecidos.

Pues bien, de eso se trata. De pinchar todos los globos de ilusión con que van a querer rodearnos. Pensémoslo bien. Cuando un político, un candidato, en Madrid, en Barcelona, en Sevilla o en último pueblo del último rincón se nos aproxime hablando de lo ilusionado que está, de la gran ilusión con la que encara el futuro, pongamos cara de pocos amigos, recordemos a María Moliner y a la Real Academia, y exijamos argumentos y “verdaderas realidades”. Recordemos que la ilusión no es un argumento, sino, frecuentemente, una tontería y que, a veces es, incluso, muy peligrosa.

Lo primero que tenemos a la vista son las elecciones europeas. Es un buen campo donde empezar a practicar con la aguja. Son unas elecciones importantes. Ya hemos visto lo que puede hacer la Unión Europea, las decisiones que adopta y las consecuencias que tienen para la vida cotidiana de los ciudadanos. Hasta hace poco, nos lo habían contado, pero seguíamos creyendo que la Unión tenía que ver sobre todo con el comercio. Ahora ya sabemos que los Presupuestos Generales del Estado pasan antes por Bruselas que por el Parlamento español y que se cambian y cortan de acuerdo con informes elaborados por técnicos comunitarios. Ahora ya sabemos lo que ha ocurrido en Grecia, y en Portugal; lo que es una troika y qué sucede cuando el presidente de la Comisión es alguien como el actual, José Manuel Barroso, al servicio de una desproporcionada dirección alemana, incapaz de defender el espacio común europeo.

Atentos cuando nos hablen de la ilusión de crear una Europa más próspera, más solidaria, más progresista. Déjense de fantasías y presenten propuestas concretas. Los pasos, incluso los pasitos. Eso es lo que hay que exigir. Por ejemplo, ¿va a defender su grupo la creación de un Fondo Europeo contra el Desempleo? ¿Luchará por conseguir eurobonos que, al menos, garanticen que una determinada parte de la deuda española, portuguesa o griega pague los mismos intereses que la alemana? ¿Qué hará para lograr que la Unión bancaria incluya un verdadero Fondo Europeo de Garantía de Depósitos y no esa aguada “coordinación” de la que ahora se habla? Ninguno de estos tres asuntos son ilusiones. Son cosas concretas que se pueden hacer a nivel europeo, que ya han sido planteadas y discutidas y que no se llevan a cabo por la resistencia, sobre todo, de Alemania.



lunes, 5 de mayo de 2014

¿Manos a la obra?















 Los sindicatos no son lo que deberían ser.
 Los partidos políticos no son lo que deberían ser.
 Las iglesias no son lo que deberían ser.
 Las asociaciones de vecinos no son lo que deberían ser.
 Los clubes deportivos y culturales no son lo que deberían ser.
 Los movimientos sociales y alternativos no son lo que deberían ser.
 Las instituciones públicas no son lo que deberían ser.
 Los intelectuales y los filósofos no son lo que deberían ser.

Yo no soy lo que debería ser.

 Hermano, hermana: aparte de señalarnos unas a otras con el dedo,
¿ponemos manos a la obra?

 Jorge Riechmann: " Fracasar Mejor" Ed. Olifante

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