Archive for junio 2013

Entrevista a Jorge Verstrynge, compañero del Frente Cívico

Entrevista a Jorge Verstrynge, tras su participación en la Asamblea Constituyente del Frente Cívico del País Valencià

“La desmundialización es inevitable; muchos países están volviendo al proteccionismo”

Mientras tiene lugar esta entrevista una mujer se aproxima a saludar a Jorge Verstrynge. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense y colaborador de El Viejo Topo se ha convertido en un personaje muy conocido gracias a la tertulias televisivas. Participa en “Fort Apache” de Hispan TV, “El Gran Debate” de Tele 5, en Cuatro e Intereconomía. Menos conocida por la audiencia es su producción como politólogo, con 15 libros publicados. Los tres últimos, “Contra quiénes luchar”; “¡Viva la desobediencia! Elogio del refractario” y “Proteccionismo y Economía de Gran Espacio”. La única organización en la que milita es el Frente Cívico “Somos Mayoría”. A la Asamblea Constituyente de esta organización en el País Valenciano asistió para cerrar la jornada con un acto público.

Gente de izquierdas como Julio Anguita, Pedro Montes, Manolo Monereo, Martín Seco y otros han suscrito un manifiesto pidiendo la salida del euro. ¿Cuál es tu posición?

Puede que finalmente no haya otra salida que abandonar el euro, pero antes creo que se podrían explorar otras opciones. Por ejemplo, como dicen Jacques Sapir y Emmanuel Todd, mantener una moneda común pero no única, es decir, la doble moneda. Así, junto al euro podría coexistir una moneda complementaria, que permitiría una cierta autonomía de los bancos centrales y, además, inyectar cierta “alegría” monetaria en el sistema. Además, en caso de que una parte de la deuda se declarara injusta, se pagaría con esta moneda, a la que el estado otorgaría su valor. Un tipo de cambio fijo respecto al euro, que el estado podría cambiar. Sin esta alternativa, sólo nos quedan las devaluaciones que aplica el FMI: las de los salarios (directos, indirectos y diferidos) y las alcanzadas mediante el aumento de la inmigración.

Has defendido también con insistencia ideas como la desmundialización y el proteccionismo.

La desmundialización resulta inevitable por una razón. La mundialización es insostenible y nos conduce a la catástrofe. De hecho, en muchos países se está dando un retorno a las políticas proteccionistas. Es muy sencillo. Es algo que, entre otros, viene diciendo el economista francés (Premio Nobel en 1988), Maurice Allais, desde hace 20 años. Cuando un sector de la economía nacional resulta afectado por el “dumping” social, hay que poner esclusas. Y esto vale también para la inmigración. La mundialización obliga al obrero europeo a competir con otras zonas con las que las diferencias de salarios son planetarias. Y el problema reside en que en los sistemas de libre cambio, se toman como referencia los salarios más bajos. Lo que ha ocurrido es, por tanto, una fortísima presión de los salarios a la baja. Y a esto se le ha dado una salida, el consumo a crédito.

¿Opinas que sería factible una salida a la crisis de tipo keynesiano?

Las subidas salariales para potenciar la demanda acabarían en la compra de productos chinos en las tiendas de “todo a cien” o de automóviles coreanos. Se mantendría el problema del “dumping” salarial que te comentaba. En otros términos, no creo en una salida keynesiana a la crisis que no incluya la imposición de aranceles. Además, es cierto que Keynes planteó sus ideas en una Europa no proteccionista, pero con capitales sedentarios. Por otra parte, están aplicando medidas de carácter proteccionista países como Brasil, Argentina, India, China, Rusia y, de manera solapada, Estados Unidos.

No es fácil ahondar en estas ideas en las tertulias televisivas. ¿Qué responderías a las personas de izquierdas que consideran que no se debería participar en estos formatos circenses?

Pienso que la izquierda ha de estar en estos foros por dos motivos. Para saber qué se dice en las tertulias, por un lado, y además para exponer lo que creamos conveniente. La derecha es “pasta”, “pasta” y más “pasta”. La “izquierda” (con comillas) tampoco me interesa. Es realmente la izquierda (sin comillas) la que me interesa, y la que opino que ha de estar en estos foros.

Tu criterio sobre la migración suscita fuertes polémicas en el seno de la izquierda. ¿En qué consiste, a grandes rasgos?

Resumiendo, en que la inmigración ilegal beneficia a los grandes empresarios y perjudica a las clases populares de los países receptores, que acaban compitiendo con la población inmigrante por unos servicios públicos menguantes. Me parece, además, que es muy fácil desde supuestos pretendidamente progresistas y viviendo en zonas residenciales, citar como efectos beneficiosos de la inmigración irregular un supuesto multiculturalismo. Se lo pregunto a mis alumnos: ¿Habéis visto alguna vez a la patronal protestar por la inmigración ilegal? No, porque presiona los salarios a la baja. En España hay un excedente de 1,5 millones de inmigrantes, gente a la que hay que ayudar a que retornen a sus países. Se trata en muchos casos, además, de gente formada. Por eso el hecho de que los acojamos también puede considerarse una forma de expolio a sus países.

En una entrevista en eldiario.es afirmabas que echas de menos en los comunistas actuales mayor dosis de populismo. Y decías que crees en un populismo de izquierdas…

Sí, porque opino que hay una tendencia a confundir “populismo” y “demagogia”. El populismo es el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Esto incluye el sufragio universal, el derecho de revocación y el referéndum vinculante, entre otras muchas medidas. Me refiero con el “populismo” a algo tan sencillo como decir las cosas como son. Te pongo un ejemplo. Formaciones como IU deberían decir claramente, en el debate sobre las pensiones, que el capital ha de contribuir en mayor medida a su financiación. Porque ha incrementado enormemente sus beneficios en los últimos años. Y esto se puede explicar de manera tan sencilla como que hace 20 años una factoría de automóviles podía construir 300 camionetas en tres turnos de 8 horas. Y hoy basta con un turno.

También has defendido la figura de Stalin…

Ciertamente, Stalin hizo cosas que no son defendibles. Pero hay que poner al personaje en su contexto. Porque el siglo XX es el de la “brutalización” de la política. Además, Stalin sabía perfectamente que la Alemania nazi iría a por él y, por eso, se preparó para una guerra que finalmente ganó. La segunda guerra mundial realmente la ganó Stalin, y la hubiera ganado incluso sin los aliados anglosajones. También desempeña el personaje un rol esencial si se analizan las causas de la caída de la URSS.

¿En qué sentido?

Pueden distinguirse dos líneas enfrentadas en la evolución política y económica de la Unión Soviética. La primera, socialista “dura”, arranca con Lenin, continúa con Stalin y culmina con Andrópov, cuyo mandato dura un año. Si hubiera accedido al poder cinco años antes, hoy existiría la URSS. Esta primera opción se caracteriza por el apoyo a la industria pesada, la reducción del sector privado de la economía y el mantenimiento de la carrera armamentista. En el otro lado se sitúa la opción de derecha o socialdemócrata, que tiene como principales exponentes a Bujarín, Kruschev y Gorbachov. Mantienen los sectores privados de la economía, potencian el consumo y quieren abrirse a occidente. Cuando Gorbachov llega al poder, es el final de la URSS.

Por otra parte, has sido asesor en un momento dado del ejército bolivariano. ¿Qué futuro se avista en una Venezuela sin Chávez?

La muerte de Hugo Chávez ha supuesto un golpe muy duro y además sitúa en primer término el problema de los hiperliderazgos, es decir, ¿qué ocurre cuando muere el “superlíder”? Ahora van a ir a por Maduro. El desabastecimiento y la escasez ya los está utilizando la oposición para desestabilizar. Y, además, hay que tener en cuenta que la derecha española es marxista-leninista si la comparamos con la venezolana.

En el estado español, la crisis azota cada vez con más fuerza a las clases populares. ¿Habrá revueltas sociales?

Ciertamente, el “colchón” familiar es cada vez más reducido. En un país donde no hay trabajo, se recortan también las pensiones, de las que al final viven muchas familias. Y por supuesto, la pensión se acaba con el fallecimiento de los abuelos. Por lo demás, la situación se agrava en España porque en este país nunca se ha consolidado el estado del bienestar. Pero respondo a tu pregunta. Opino que esto estallará. Hay investigadores que señalan que por cada punto del PIB que se reduce el gasto social, aumenta el riesgo de disturbios en un 30%.

¿Confías en la recuperación económica?

De esta crisis no sale España sin Europa. No lo hará antes de 2018, y con la condición de que se den cambios en Bruselas. ¿Por qué en 2018? Las empresas que sobrevivan habrán saneado de algún modo sus balances y se habrán reestructurado para trabajar con menos personal. En 2014-2015 es posible que haya cierta reactivación empresarial pero sin que se genere empleo. Por otra parte, de Europa habría que esperar estímulos de tipo keynesiano y cierto grado de proteccionismo.
Por último, has encontrado tu espacio político en el “Frente Cívico”. ¿Cuál es el aporte de esta organización a la miríada de colectivos sociales?

Igual que la PAH se constituye como un grupo de presión por parte de los afectados por las hipotecas, frente al estado y la banca, pienso que el “Frente Cívico” debería ser un grupo de presión ideológico que aporte ideas a la izquierda con el objeto de impulsarla. O es esto, o el “Frente Cívico” acabará disolviéndose. Pero, en todo caso, no acabará siendo un partido político.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169626
Autor: Enric Llopis

A la izquierda de lo posible


Cuando Julio Anguita habla, una gran parte de la opinión pública española escucha. Sus opiniones impactan directamente en ese escondido rincón de la conciencia donde se aloja todo lo que se refiere a ciudadanía, a colectividad, a sentido común.
A la izquierda de lo posible (Icaria Editorial) es un libro que contiene un diálogo entre Julio Anguita, maestro, ex alcalde de Córdoba e histórico político comunista, y Juan Carlos Monedero, profesor de ciencias políticas de la Universidad Complutense de Madrid, ex asesor de Hugo Chávez y dialogador incansable.
Estamos ante una conversación de gran profundidad, donde ambos bucean en las raíces históricas de los problemas presentes y eternos de España. Parten primero de entender cómo el relato de la historia de España, y por tanto la construcción de su identidad actual, está escrito por los vencedores. Un relato, como indica Monedero, que va “de Don Pelayo a María Dolores de Cospedal”, que tiene sus antecedentes en la Contrareforma y que Anguita y Monedero interrelacionan críticamente hasta llegar a la Transición. En ese punto, el ex secretario del PCE valora, sin ataduras, el papel de su partido en este periodo. Una etapa esencial en la historia de España que califica de “engaño tremendo cuyas graves consecuencias llegan hasta la actualidad”. Monedero, por su lado, completa la crítica a la Transición desde una nueva generación de la izquierda, con nuevas perspectivas. Ambos remarcan la necesidad de reconstruir un relato crítico, “un hilo rojo”, de la historia de España.
También analizan sin ataduras episodios polémicos de la historia reciente de Izquierda Unida. Anguita reflexiona sobre su estrategia, sus diferentes identidades políticas y sobre la política de pactos de IU en Extremadura y Andalucía.
Situándose en la crisis actual, Juan Carlos Monedero plantea nuevas estrategias para la izquierda, aprendiendo de prácticas y saberes desarrollados en América Latina. Anguita, sin perder el ritmo, demuestra una ideología en constante evolución poniendo sobre la mesa propuestas concretas y planteando la necesidad de buscar nuevas formas de organización en los partidos de izquierdas. Hablan de frentes cívicos, de cómo articular puntos de encuentro con propuestas alternativas. Un discurso unitario para la izquierda de aquí y ahora que incluye a una ciudadanía organizada.
Un diálogo que explora la ilegitimidad del poder actual y que anima a la ciudadanía a situar a la clase dirigente en la ilegalidad. En esta conversación se entretejen propuestas posibles planteando el derecho a la rebeldía que, como recuerda Julio Anguita, tiene su base legal en la Declaración de Derechos Humanos de 1948.

“Este sistema social está anquilosado”

Extracto de la conversión entre Anguita y Monedero contenida en A la izquierda de lo posible

Juan Carlos Monedero

Creo que tenemos un gran problema en España y es que España falla como país. Es la frase con la que Ramón Carande cuando le piden: «resúmame España en dos palabras», contesta: «demasiados retrocesos». En nuestro país, siempre que ha existido un impulso, ha venido un contraimpulso.
Y esto es así cuando menos desde la guerra de las Comunidades de Castilla, de Carlos V contra los Comuneros, cuando la derrota acabó con la posibilidad de una red de ciudades libres y autónomas; luego, cuando en Europa se extiende la Reforma, en España nos convertimos en los paladines de la Contrarreforma; frente a la revolución liberal en Europa, y pese a que fuimos avanzados y hasta entregamos al mundo el nombre del liberalismo, aquí surge primero Fernando VII y luego el Carlismo. Cuando avanza la Revolución Francesa, nosotros velamos porque funcione el cordón sanitario. Si en los años treinta emerge la revolución democrática y tras la derrota del fascismo nace el Estado social, a nosotros nos toca la anomalía de 40 años de franquismo en pleno siglo XX.
Esa es la marca España, eso de lo que ahora habla tanto el Partido Popular. Pero la marca España tiene unos cuantos problemas como país no resueltos desde el siglo XIX: la cuestión social, la cuestión territorial y la cuestión internacional. Ese «no recordar» del que hablamos, nos impide enfrentar quiénes somos, nos lleva a no asumir nuestra propia historia. Se llama los Cien mil hijos de San Luis para que vengan a solventar los problemas de la monarquía, Franco llama después a Hitler y a Mussolini para que bombardeen a otros españoles, Felipe González llama a Willy Brandt y a Mitterrand para que saqueen la industria nacional. Y en ese sentido creo que la solución es que en algún momento el pueblo de España decida por sí mismo, que asuma realmente las riendas de su futuro y se reinvente.
Es necesario poner enfrente de un espejo la idea de las dos Españas, que ha sido el gran argumento para frenar la transformación, como si realmente hubiera dos Españas iguales, similares, pero confrontadas, que se argumentan en la historia con los versos de Machado «españolito que vienes al mundo te guarde Dios/ una de las dos Españas ha de helarte el corazón» o con el Duelo a garrotazos de Goya, esos tipos semi enterrados en la arena en una pelea a muerte, o en la frase famosa de Larra en el cementerio la noche de difuntos: «aquí yace media España, víctima de la otra media». Pero no es verdad. Ha habido una mayoría de españoles en la historia que han querido construir su bienestar y han encontrado enfrente a una minoría con mucha fuerza que ha sabido frenar cualquier desarrollo de esa mayoría.
Lo que tú planteas, Julio, es el corazón de lo que tenemos que hacer y también lo que explica por qué están floreciendo tantos grupos políticos que tienen una parte analítica. Porque sin explicar qué es lo que ocurre no podemos operar políticamente. Creo que una de las primeras razones que tenemos que enfrentar es mostrarle a esta ciudadanía dónde ha sido engañada. Por esto al principio señalaba que hemos sido: «engañados, traicionados y envilecidos», porque me parece muy relevante.
La gente tiene que dejar de aceptar ese juego de nuevos ricos que piensa que en algún momento España fue maravillosa. Si no se contrarresta ese discurso, van a ganar los que dicen: «Pronto van a pasar los males, ya tenemos localizados a los culpables —que van a ser inmigrantes o malos españoles— y vamos a regresar a ese pasado luminoso».
Aquí, en el Reino de España, nunca hemos tenido, en las casi cuatro décadas de posfranquismo, un referéndum real. Cuando murió Franco no nos preguntaron si queríamos democracia o república; aquí no hubo un debate real sobre la Constitución de 1978; aquí no hubo un debate real ni siquiera sobre el referéndum de la OTAN, porque fue un referéndum amañado por la manipulación de la única televisión que había; aquí no nos preguntaron qué tipo de relación queríamos con Europa… Es decir, el nuestro es un país en el que no se ha confiado nunca en la población para que realmente opine cómo quiere articularse, y por lo tanto siguen funcionando las mentiras de ese relato, como tú bien dices, del siglo XIX.

Julio Anguita

E incluso de antes. Yo me sitúo en la Contrarreforma. Además, la Contrarreforma significa que existe una verdad oficial y, ¡ay de quien no viva según esa verdad oficial! Pero claro, esa Contrarreforma también existe porque hay un estancamiento social, de la propiedad: de la propiedad inalterable, de la Iglesia, de la nobleza, la propiedad de los ayuntamientos, aunque esta propiedad estaba muy al servicio de la gente, de los bienes propios.
Este sistema social está anquilosado. Hoy en día los agricultores, en concreto en Andalucía, siguen igual que en el siglo XVII, agricultores-labradores que en muchos casos te llevan la finca desde el cortijo. No cambia. Es esa misma situación. No ha habido una revolución agraria.
En el siglo XIX, en 1836, cuando a un propietario agrario de Córdoba —Álvaro de Sotomayor— se le ocurrió traer la Sociedad Económica de Amigos del país, yo tuve la oportunidad de poder leer cómo en la prensa de entonces el choteo era generalizado; se le contestaba con el refrán, se le contestaba con la apostilla, con la vulgaridad de que la vida es así, que por qué te vas a meter en determinadas circunstancias, etcétera.
Pero hay un momento en que parece que algo cambia. Es en la llamada Guerra de la Independencia, donde aparece un ejército, diríamos, liberal, donde se multiplican los aspectos de mayor creatividad en lucha contra el francés; pero a pesar de esa gran lucha contra el invasor, los Cien mil hijos de San Luis entran en España sin disparar un tiro y se plantan en Andújar.
¿Cómo es posible que aquella gente que se levantó en armas sea capaz ahora de aguantar que entren 100.000 franceses? La explicación está en la Iglesia. La Iglesia le estaba diciendo al guerrillero: «lucha porque la virgen lo está diciendo, porque el Señor, por tu costumbre…» y como los que vienen, vienen a poner al rey absoluto, automáticamente la Iglesia se mantiene.
Pero el hecho se repite. Vamos a ver: ¿hoy en día, alguien ha oído a la Iglesia criticar la política económica? ¿Alguien ha oído al cardenal Rouco decir cómo están viviendo millones de españoles, que hay gente que no come? ¿Alguien ha escuchado cualquier decisión, cualquier comentario de la Conferencia Episcopal, sobre la situación económica? No.
Simplemente están luchando por la pervivencia de la Iglesia como institución, para que predomine su pensamiento por encima de los otros. No han aprendido nada.
Porque la Iglesia no es solamente la Iglesia, la Iglesia se monta sobre un conjunto de perezosos mentales que defienden su chiringuito económico a capa y espada, y es una especie de costra que tiene una influencia a través de los mecanismos, de los tópicos y folclores con la gente del común: la Virgen del Rocío es un ejemplo. Ahí se disipan todas las diferencias sociales. La María Santísima es la importante. Y así la sociedad no se mueve.
¿Cómo intentar combatir eso o por lo menos poner a la gente delante de un espejo? No somos nuevos, esto ya se intentó: se intentó en la República, se intento muy poco, dentro de lo que se podía, con la Ilustración, esa Ilustración a la española que era más aguada que la francesa, de una minoría, que en un momento determinado prende porque hay mensaje en la izquierda que habla de un mundo nuevo: estoy hablando de Fermín Salvochea, estoy hablando de las primeras organizaciones obreras, estoy hablando de la Guerra Civil donde se da ese enfrentamiento que ya viene de todo el siglo XIX y que pone a toda la gente a luchar por una esperanza nueva defendiendo la República…
Pero llega después el Franquismo y llega la Transición, que es una auténtica apisonadora de vulgaridad, de pobreza intelectual. Y ahí, hay que decirlo, tienen responsabilidad, tenemos responsabilidad los partidos políticos, y entre ellos el Partido Comunista de España. Y lo dice alguien que fue su Secretario General, pero que ya en una reunión del Secretariado hicimos la conveniente autocrítica porque fuimos responsables también de lo que estaba pasando.

Julio Anguita

Gracias a una charla sobre la legalización del PCE que tuve que dar en la universidad, conocí lo que el Comité Central pensaba sobre la bandera y la Monarquía, pues yo no formaba parte de la dirección. Entre el material que pude oír una frase me llamó la atención: «bueno, hemos luchado para esto».
Pues no, no hemos luchado para esto. Miren ustedes, los que nos metimos en el partido en los años setenta teníamos dos ideas claras: una, luchábamos contra la dictadura, pero queríamos otra España avanzada socialmente. No nos metimos solo para que muriese Franco y a ver qué nos daban.
Pero se presentó así y tragamos, con más o menos debate pero tragamos, y ahí está el origen de muchos problemas. ¿Por qué?, porque el PCE era el único que había luchado consecuentemente, y por tanto su ejemplo tenía que continuar después. El fallo lo hemos pagado caro, porque el PSOE era el PSOE, y ya sabíamos lo que iba a pasar.
Desde la izquierda hay que tener la valentía de explicar todo esto a nuestro pueblo, con mucha paciencia y dulzura. Incluso arrostrando el riesgo de que no le guste la explicación. Es decir, combatir al PP en estos momentos tiene que ir acompañado de un proyecto alternativo y de un relato histórico, si no, acudimos, simplemente, a la lucha inmediata, a la tensión del momento, a la algarada ante cualquier situación. Es necesario un proyecto cultural que se enfrente como contrapoder al proyecto cultural que tiene la derecha, que está más arraigado de lo que nosotros podemos pensar.

Juan Carlos Monedero

La mirada suspicaz con la Transición me vino cuando estudié en Alemania. Los contrastes entre ambos países eran muy grandes. Defender el nazismo en Alemania era un delito, y en España, un franquista como Fraga, que estaría preso de haber sido alemán, encima escribía la Constitución Española de 1978. España era un país extraño donde, a diferencia del resto de Europa, podías ser demócrata sin ser antifranquista. Además, si la democracia española me parecía tan débil, la Transición no podía ser tan maravillosa [...]
La Transición no se cuestionaba. Tan grande era el fraude, que incluso el 23F desaparecía del relato de la Transición porque no había cómo encajarlo. Al final, tuvo que ser un novelista, Javier Cercas, el que escribiera el relato del triunfante golpe del 23F (porque el golpe triunfó en todos sus objetivos, más allá de que Tejero arruinara el plan inicial del Rey), cubriendo el hueco que la academia, de manera vergonzante, renunció a cubrir.
Yo creo que si uno mira la historia de nuestro país (bueno digo siempre país aunque soy consciente de que somos una peculiar nación de naciones aún por entender), no tiene fácil encontrar los hechos que podrían anticipar nuestra rabia. Francia mira a la resistencia contra los nazis, a la toma de la Bastilla. Nosotros a mitos llenos de falsedades como el Cid Campeador o la Transición, incapaces siquiera de reclamar el liberalismo progresista del siglo XIX.

Julio Anguita

En España falta el movimiento intelectual, eso es clave, porque sin ese movimiento intelectual no hay movimiento obrero. Los obreros o los trabajadores, librados simplemente a nuestras fuerzas, no pasamos del reformismo.
Los sindicatos necesitan una referencia de sociedad alternativa, porque cuando la han perdido se han transformado en gestores de la sociedad que hay.
Esta situación se ve a lo largo de la historia. Cuando la UGT, la CNT o Comisiones Obreras empiezan a hablar de otra sociedad alternativa, más participativa, donde la riqueza se reparta entre todos, están planteando otro mundo. Pero, hoy esto ya no se plantea. Ha desaparecido esa meta. Se habla de los convenios, de lo mal que lo hace el gobierno y, ¿qué ocurre? Que los sindicatos terminarán por desaparecer, porque, entre otras razones, están defendiendo unas causas que a veces ya no tienen sentido.
A la clase o las clases hay que darles el sentido de su deber en estos momentos, porque no solo de pan vive el hombre; necesita un sentido, un porqué, para poder seguir luchando, que solo se lo puede dar un discurso comprometido. Esa alianza que se llamó la alianza de los trabajadores y los intelectuales es necesaria, pero eso sí, esto no es mezclarse todos en una manifestación y punto, no se trata de eso, esto es un combate intelectual, por la historia, y, o se hace así o no tendremos ninguna salida.
[...] me han preguntado si tengo una obsesión por la historia. Pues sí, porque quiero decirles a mis compatriotas cuando me lean que la Transición fue un engaño tremendo, que ya venía precedido por otros engaños en la historia. Es tremendo el desconocimiento de la historia de España.

Juan Carlos Monedero

Y sin embargo Felipe González metió a los intelectuales en la bodeguilla. Cien intelectuales firmaron un cheque en blanco al Partido Socialista en el 82, después se vieron prácticamente obligados a apoyar el sí a la OTAN, gracias a todo el entramado del grupo Prisa, que era el que decidía si eras intelectual o no lo eras [...]

Video
Fuente: Público

Julio Anguita: “La insumisión es necesaria y justa ante un Gobierno en la ilegalidad”

Julio Anguita, excoordinador federal de IU, exsecretario general del PCE e impulsor del Frente Cívico Somos Mayoría, considera que “la insumisión, la rebelión o la desobediencia” son “necesarias y justas” ante un Gobierno, como el liderado por Mariano Rajoy, dijo, que “está en la ilegalidad, fuera de la ley, conculcándola y violándola”.
Así consta en un documento escrito por Julio Anguita titulado ‘Las razones de la lucha’. En el mismo, el histórico dirigente señala que “el Gobierno suele aducir que es un Gobierno legítimo porque nació de las urnas. Es cierto. Pero, y también es verdad, que una cosa es la legitimidad de origen y otra la de ejercicio”, apunta.
“La primera se obtiene en las urnas, la segunda en el ejercicio diario de una labor de Gobierno conforme con los textos constitucionales, la legalidad internacional y la correcta adecuación entre las promesas electorales y el ejercicio de la acción gubernamental tras el acceso al Gobierno”, argumenta.
En este sentido, añade que “el actual Gobierno tiene la primera pero ha perdido la segunda” y añade que es “esta última la que valida o invalida la legitimidad global”.

“Lucha pacífica”

“Nuestra lucha, pacífica, está respaldada por los grandes documentos internacionales, la Hitoria y la razón. En consecuencia, la insumisión, la rebelión o la desobediencia, en situaciones como ésta son legítimas, necesarias y justas”, apostilla.

En este sentido, y entre otros textos, recuerda que el preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice en su tercer considerando que se debe exigir que los Derechos Humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, “a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión”.
A su juicio, “es totalmente erróneo en las actuales circunstancias, combatir la política del PP basándose en el argumento de que no es de izquierdas”.

Capitalismo “de grandes principios”

“Y eso que sería un error por parte de la izquierda, se transformaría en un desastre para el Frente Cívico Somos Mayoría o para cualquier otro colectivo, movimiento o causa que pretenda para una causa justa, el respaldo mayoritario o al menos importante de la sociedad”, apostilla.
Asimismo, señala que “es evidente que el capitalismo en general y el gobierno en particular no pueden mantenerse si no es conculcando los grandes principios y los grandes textos a los que permanentemente recurren para justificar la necesidad de obediencia por parte de la ciudadanía”.

Resolución estatal contra la reforma del sistema de pensiones

RESOLUCIÓN CONTRA LA REFORMA DEL SISTEMA DE PENSIONES 

 El pasado 7 de junio Fátima Báñez presentó públicamente un extenso informe sobre el sistema público de pensiones que ha provocado una profunda inseguridad en los trabajadores de nuestro país, alimentando una conciencia de precariedad en el acceso presente y el mantenimiento futuro de las pensiones. El informe, elaborado por un grotescamente denominado “comité de expertos”, establece las orientaciones y criterios que presumiblemente adoptará el Gobierno en su anunciada reforma de las pensiones.

El informe plantea introducir modificaciones en el núcleo duro del sistema de pensiones para provocar una sensible disminución en la cuantía de las mismas. Bajo las nociones aparentemente neutras de “equilibrio”, “sostenibilidad” o “adaptación”, se esconden intereses muy concretos en favor de una reforma neoconservadora inspirada en la política neoliberal de austeridad impuesta por la Troika y contraria a los intereses de la inmensa mayoría de la población.

  1. El documento al que nos referimos pretende abrir al mercado el sistema español de protección social, acreciendo y extendiendo la importancia de la previsión social complementaria que se desarrolla en el ámbito privado. El informe admite este planteamiento con sorprendente naturalidad, como si le fuera posible a la gran mayoría de los trabajadores, advirtiendo que los ciudadanos deberán “tomar medidas” para equilibrar la previsible disminución de su pensión, reservando un papel reforzado para el desarrollo de las pensiones complementarias (fondos de empresa, seguros y fondos de pensiones). En este contexto, causa repulsión saber que ocho de los doce “expertos” han estado a sueldo de las entidades financieras y aseguradoras que se disponen a repartirse nuestro sistema público de pensiones y que desgraciadamente ha contado con el respaldo de un representante de CCOO sin que se haya producido la debida reacción debida por parte de la cúpula de la dirección.

  1. Para mantener el equilibrio presupuestario de la Seguridad Social el informe prevé dos instrumentos que son complementarios y responden a un propósito común. El primero es el denominado FRA (Factor de Revalorización Anual), que descarta la revalorización de las pensiones a partir del IPC e introduce un nuevo índice para reducir continuamente su poder adquisitivo. Según algunos expertos la aplicación de este criterio se traducirá en un drástico recorte de las pensiones, superior a un punto anual de poder adquisitivo cada año de las mismas.

  1. El segundo instrumento contemplado es el FEI (Factor de Equidad Intergeneracional), que prevé reducir la pensión media vinculando su cuantía a la esperanza de vida. Sin entrar a valorar las implicaciones morales del enunciado criterio, que parece reprochar a nuestros jubilados el hecho de mantenerse con vida, el resultado de su aplicación será, según datos del propio informe, una progresiva reducción de la pensión de jubilación, a razón de un 5 por ciento cada década.

  1. Si sumamos ambas variables a los efectos de la reforma aprobada en 2011 por el PSOE con el insólito apoyo de CCOO y UGT (incremento de la edad de jubilación a 67 años, ampliación del período de cotización necesario, etc.), se advierte nítidamente la intención de romper el modelo público de protección social vigente en nuestro país, aproximándonos a un escenario caracterizado por dos rasgos deleznables: una seguridad social pública muy debilitada, de naturaleza crecientemente asistencial, y una protección complementaria que se encomienda a la iniciativa privada y al esfuerzo individual de los trabajadores.
A la vista de estos hechos, el FRENTE CÍVICO SOMOS MAYORÍA manifiesta su rotundo rechazo a la reforma de las pensiones proyectada por el Gobierno del PP y reitera su compromiso de construir un movimiento cívico que derrote a las políticas de austeridad.

En la medida en que la reforma supondrá un grave perjuicio para la inmensa mayoría de los ciudadanos, ahora o en el futuro, es el momento de reactivar y unificar las movilizaciones contra la perversa política social e inútil política económica de este gobierno, tan ilegitimo como tramposo. Y es el momento de encontrar en la lucha consecuente la ansiada unidad de los movimientos y organizaciones comprometidos con la búsqueda de una sociedad más justa y democrática. El FRENTE CÍVICO SOMOS MAYORÍA se implicará generosamente en ello.
sábado, 15 de junio de 2013

Entrevista al economista Pedro Montes, miembro del Frente Cívico "Somos Mayoría"


Entrevistamos a Pedro Montes una de las primeras personas comprometidas políticamente que denunciaron el Tratado de Maastricht y las consecuencias que iba a traernos, denunció, desde el primer momento, lo que la oligarquía y su gobierno echaba sobre las espaldas de las clases trabajadoras, la ruina económica y la pérdida de soberanía, la reducción y cierre de los bienes públicos y tantas cosas como hemos conocido y aun las que están por venir.
Pedro Montes es miembro de la redacción de Crónica Popular, Presidente de Socialismo XXI, miembro del CEPS y del Frente Cívico-Somos Mayoria. Es economista y ha trabajado en el Servicio de Estudios del Banco de España hasta el 2002, profesor de Teoría Económica en las Universidades Complutense y Autónoma de Madrid, Columnistas de prensa especializada, y tiene en su haber libros considerados como punto de referencia continua para estudiosos e interesados en el conocimiento de la situación económica, sus títulos son: La integración en Europa. Del Plan de Estabilización a Maastricht; El desorden neoliberal; La historia inacabada del euro; Golpe de Estado al Bienestar; Crisis en medio de la abundancia. Ha colaborado en La larga noche neoliberal; La reestructuración del capitalismo en España 1970-1990; La izquierda y Europa; Reflexiones sobre política económica; The legacy of Ernest Mandel; su último libro es Qué hacemos con el euro.
Pedro Montes, el FMI y otros declaran que la forma de salir de la crisis son la austeridad y los recortes sociales ¿a qué responde esa afirmación?
Hablemos de la troika si quieres, de la que forma parte el FMI, la Comisión europea y el BCE, que juntos representan al poder económico que ahora nos domina. Ellos no hablan de la austeridad y los recortes para salir de la crisis, sino de la necesidad de brutales ajustes para responder a los intereses y objetivos que defienden: evitar convulsiones financieras y lograr que los países hundidos hagan frente en todo lo posible a sus compromisos deudores. Poco les importa la crisis y sobre todo las secuelas sociales que tiene en los países como Portugal, Grecia o el nuestro. Lo malo de la política que propugnan es que ni ponen remedio a la crisis ni consiguen amortiguar los problemas derivados de la enorme deuda acumulada por los países periféricos. Si te añadiré que la intervención de la troika con sus “rescates” está logrando transformar mucha deuda que tienen los acreedores privados en deuda con las instituciones internacionales, que son la suma de instituciones de los Estados. Los beneficios cuando han existido han sido para la banca privada y las pérdidas pendientes son socializadas en todo lo posible.

Atribuyen la crisis a la deuda y además “pública” ¿qué clase de crisis existe? ¿es debida a la deuda “pública”?
La crisis tiene causas muy complejas dadas su profundidad y extensión. La deuda exterior de cada país es un dato clave de esa crisis. Pero la deuda exterior la soportan en cada país el sector público y el sector privado, y aunque hay diferencias muy acusadas entre los países, en el caso de España, la deuda exterior se distribuye en un 70% para el sector privado y en un 30% es deuda pública en manos de entidades extranjeras. El haber hecho de la deuda pública, o más exactamente del déficit público, el caballo de batalla de la política neoliberal de la troika se debe a que es el punto donde más fácilmente pueden presionar. Pero dos cosas cabe decir de esta obsesión: en primer lugar el déficit público no es tan fácil de reducir como se comprueba, porque toda política fiscal restrictiva agudiza la recesión y los ingresos públicos. En segundo lugar, el problema fundamental no es el déficit, sino la deuda acumulada por los déficit a lo largo del tiempo. Y nuestro país desde 2008 acumula déficit y crecimiento de la deuda pública bastante inquietantes, al punto de que la amenaza de quiebra del Estado está en el horizonte.

¿Se puede calificar de equivocación la política impuesta por los organismos internacionales FMI, BCE…? ¿no se asemejan a la colonización?
El problema no es tanto que la política de la troika sea equivocada como que es inútil. En nuestro país desde 2010 ya tenemos una experiencia suficiente para llegar a esta conclusión, pero si no nos basta, no hay más que seguir la trayectoria de Grecia y Portugal para saber lo que nos espera en el caso de seguir sometidos a las políticas de ajuste y austeridad. No veo paralelismo con el viejo colonialismo del siglo XIX y XX, que se trataba de una expoliación directa y por la fuerza, con la subordinación y pérdida de soberanía que ha puesto de manifiesto la crisis para los países más atrasados de la zona euro.

En ese caso, si no hay soberanía nacional no tenemos poder de decisión como país, o estado, ¿se puede conquistar la soberanía saliendo del euro? ¿qué supone salir del euro para el conjunto de la clase trabajadora?
La primera parte de tu cuestión es obvia: no tenemos soberanía económica y monetaria, y con el proceso de integración europea se han ido perdiendo todos los resortes que han tenido los estados para hacer política en función de los problemas y aspiraciones de cada sociedad. Salir del euro supondría disponer otra vez de una moneda propia para competir en los mercados internacionales y preservar un equilibrio de las relaciones económicas internacionales razonable y, por otra parte poder ejecutar una política monetaria de acuerdo con las necesidades del país, y no depender como hasta ahora del BCE y de los mercados financieros que tanto y con tanta razón desconfían de nuestro país como deudor. Desde luego creo que la clase trabajadora, a pesar de que abandonar el euro en estas circunstancias es una operación traumática justificada por la catástrofe a la que nos han llevado, tendría ventajas sensibles a medio plazo, mientras que ya sabemos a dónde conduce la política de la troika. La Europa de Maastricht es tan perversa que hasta la lucha de clases deja de tener sentido pues cualquier conquista de los trabajadores se convierte pérdidas de la capacidad competitiva del país, y por tanto, en lo inmediato, en mas paro.

¿Por qué quieren que tengamos menos recursos, menos medios sanitarios, menos enseñanza, trabajos sin continuidad? ¿para qué necesitan las contrarreformas laboral, sanitaria, educativa…?
Ya te he comentado que la reducción del déficit público es el terreno de acoso más fácil, y esa reducción lleva aparejada toda una degradación brutal contra los servicios públicos y la redistribución de la renta que debe llevarse a cabo con la política presupuestaria. Lo demás encaja en la misma lógica: como hay que mejorar la competitividad, nada mejor que atacar los salarios, como si fueran un elemento básico de la competitividad del país. Y puestos a reducir los salarios nada mejor que precarizar al máximo el mundo laboral y destruir la capacidad de negociación de los sindicatos. La reforma laboral del año pasado, como algunos solventes estudios han demostrado ya, ha tenido un impacto rotundo sobre los salarios de la inmensa mayoría de todos los trabajadores, y en este sentido siniestro se puede decir que ha tenido un gran éxito. Lo de la reforma como condición para crear empleo es una broma de muy mal gusto, un argumento repugnante, todos sabíamos, incluido por supuesto este gobierno infame.
Estamos en la fase en que el capitalismo financiero es dominante ¿Qué es el capitalismo financiero? ¿cuál es su proyección o su proyecto político?
Una fase del capitalismo en la que la esfera financiera ha cobrado unas dimensiones hipertróficas con respecto a la actividad y los flujos económicos reales y que tiene esa esfera financiera una autonomía propia y unas leyes de funcionamiento susceptibles de producir convulsiones, tsumanis, capaces de arrastrar a los países al fondo del precipicio. Toda la actividad financiera produce menos que una caja de lápices de colores, y sin embargo ocupa recursos humanos, técnicos y medios enormes, que lejos de facilitar el desarrollo económico real se ha convertido en una pesada losa, que deviene muchas veces, como ahora en los países del Sur de Europa, en una carga insoportable. Las razones de esta deformación del capitalismo son diversas y sobre ello hay libros y análisis de sumo interés que no pierden de vista nunca la naturaleza de clase del sistema.
¿Qué dice del capitalismo y de su régimen monárquico la corrupción?
Pasamos de la economía a la política. Históricamente creo que el capitalismo ha cubierto ya sobradamente su etapa histórica, y que ahora es fuente generalizada de freno del avance social, de retraso incluso, y de malestar y sufrimiento para la inmensa mayoría de la humanidad. No cabe condensar en pocas palabras lo que el capitalismo ha representado y supone en la actualidad. Sólo te diré, como miembro de la asociación Socialismo 21, que me repugna intelectual y moralmente el capitalismo y que estoy abiertamente por la construcción de una sociedad socialista. Si a ello le añadimos la casuística propia de nuestro país, incluida la monarquía y la corrupción, nos encontramos en un régimen social podrido y maloliente que no es capaz de absorber tanta basura y escombros como produce. Y aquí está la cuestión clave del momento presente: la situación económica, social y política es insostenible, tomando esta palabra en su sentido más literal. Hay que prepararse para ello, porque no lo estamos, y del malestar y de tantas víctimas existentes, bien combinado con un poquito de moral y ética y un ápice de inteligencia colectiva crear las condiciones para transformar la sociedad y hacerla avanzar. El régimen de la transición ha muerto y hay que sepultarlo: un nuevo proceso constituyente es necesario e inevitable. Es lo que nos proponemos desde el FCSM: contribuir fraternalmente y sin sectarismo alguno a crear un poder social que se oponga a tanta ignominia y sinrazón y construya ese otro mundo posible que la inmensa mayoría deseamos y necesitamos.

¿Hay peligro de hundimiento del capitalismo? ¿qué puede pasar en tal caso?
Si te refieres al capitalismo en general reconoce que es mucha pregunta para mi modesta persona y para cualquiera. Es deseable desde luego su desaparición pues la humanidad bajo su hegemonía se enfrenta a muy serios peligros, la cuestión ecológica, la tecnología genética, las armas de destrucción masiva, los cambios geopolíticos derivados de la lucha por los mercados y las materias primas y el terrible sufrimiento que padece gran parte de la humanidad por necesidades que podrían cubrirse para todos dado el desarrollo de la fuerza productiva. Si la pregunta se refiere a nuestro país, no cabe duda de que estamos en una fase nueva y excepcional, donde los peligros y las oportunidades para la izquierda se reparten a partes iguales, pero esto es decir muy poco porque depende de lo que haga esta izquierda.

La desconfianza del pueblo en el régimen y en el capitalismo, la pérdida de representatividad de las instituciones parlamentarias y organizaciones políticas, sindicales… ¿qué clase de panorama dejan?
En la conciencia de las masas se está produciendo un proceso acelerado de desconfianza política indiscutible, y con muy sobrados motivos. Desde el rey para abajo aquí casi nadie se salva. Pero hay un retraso manifiesto a la hora de relacionar el régimen político y el sistema económico. Muchas gentes están hartas de lo que sucede políticamente y desean un cambio político y muchas gentes están sufriendo la crisis y son víctimas del sistema, pero no se han planteado la necesidad de cambiar la naturaleza del sistema económico. Anticapitalistas serios todavía hay muy pocos, y en el imaginario colectivo la idea del socialismo está desarraigada y es difícil hacerla brotar otra vez. De todo ello es sin duda responsable la propia izquierda, que no tuvo la firmeza ideológica necesaria en el pasado y que no tiene la claridad que es preciso en estos momentos. Condiciones objetivas para poner en cuestión el sistema existen, pero como es ampliamente reconocido que faltan el sujeto y las direcciones políticas para cambiarlo. La demanda está en la sociedad y en el campo político se dan operaciones de todo tipo buscando la confluencia de organizaciones y sectores sociales de toda la izquierda, si bien hay desconfianza en las intenciones de algunos y falta claridad en las de casi todos.
¿Qué salidas pueden darse?
Variantes como en una partida de ajedrez hay bastantes, proyectos buenos por los que apostar menos. En mi caso respaldo el manifiesto impulsado por mucha gente que sostiene que estamos en una encrucijada con respecto al tema de Europa. Una alternativa es aceptar en el fondo la Europa surgida de Maastricht y someterse a las imposiciones de la troika, que como hemos visto son los ajustes, recortes y la austeridad, sin perjuicio de cubrir las vergüenzas añadiendo que la Europa neoliberal debe modificarse y que deben buscarse alianzas para conseguir esa transformación. La otra es romper con la unidad monetaria y recuperar la soberanía económica y monetaria en la forma de reimplantar una moneda propia para competir y tener una política monetaria propia para atender las necesidades reales de la sociedad y no estar pendientes de los mercados financieros y las decisiones del BCE. Tras esa disyuntiva está nada más y nada menos que recuperar la soberanía de los ciudadanos, la soberanía popular, que es consustancial con el llamamiento del Frente Cívico Somos Mayoría.
¿Es posible que los del régimen y el sistema planeen la demolición controlada y lleven a cabo un cambio estético: Juan Carlos a Felipe, o monarquía a república?
Claro que es posible, pero no creo que les sea fácil. Ellos tienen ideología, intereses y poder para intentar planificar la salida del país de la crisis. Otra cosa son las divisiones que también se dan entre ellos, los intereses contrapuestos que existen, por ejemplo entre la burguesía nacionales, y las contradicciones objetivas de sus proyectos: el euro es irreversible dicen todos, pero la política necesaria para seguir en él está hundiendo al país como lo ponen de manifiesto los datos pavorosos del paro. Y siempre está pendiente la respuesta social y de las organizaciones de la izquierda.
¿Cuál sería la alternativa económica social y política más favorable para el pueblo desde el Frente Cívico?
Eso es lo que tenemos que decidir en la asamblea constituyente que se celebrará el 6 y 7 de julio próximos. El manifiesto precursor de Julio Anguita ya aporta muchas ideas, pero ahora deben ser concretadas y asumidas por el Frente como un colectivo que decide y actúa democráticamente. De modo esquemático y en mi opinión, aparte de organizarse y funcionar bien, hemos de atender dos vertientes, la defensiva para combatir tantos desmanes y abusos como nos tratarán de imponer -atención por ejemplo a las pensiones y otra vez están en el ojo del huracán -y otra la propositiva o constructiva. Hay que consensuar un programa que responda, por un lado, a las necesidades más sentidas y más urgentes de la gente, sin olvidar nunca al paro. Por otro, a concepciones progresistas del modelo económico y social que debemos lograr en contraposición a la política de los poderes económicos, con el tema de la vinculación con Europa entiendo como inevitable. Por último, son necesarios algunos objetivos políticos, que definan un ideario de la sociedad libre, democrática, e igualitaria que queremos construir. Un entramado de propuestas que inciten a la lucha, eleven la conciencia de los ciudadanos y estimulen su participación y compromiso para construir el contrapoder en el que aspiramos a constituirnos.
¿Quieres añadir algo más?
Si, aprovecho para exponer una reflexión que debe ocupar a la izquierda. Se trata de la necesidad de incorporar a la juventud a la política. El 15 M representó un salto inmenso en ese aspecto, pero no es menos cierto que nuestro país se resiente de un bache en generacional tras muchos años de desencanto, alejamiento y por último de desafectación a la política. El motivo de reflexión me lo dio el otro día una conversación con algunos jóvenes, tomando una cerveza, que tuve en Toledo tras un acto de presentación del Frente Cívico. Me decían: nuestra generación no ha luchado nunca por lo que tiene. Hemos tomado lo que nos ofrecía el mundo, pero sin pensar en los esfuerzos que costó adquirir muchos de los derechos y condiciones de vida que hasta hace poco veíamos como naturales. Por eso nos los quitan con facilidad, porque no sentimos que son el fruto de nuestro esfuerzo y compromiso, como fue vuestra generación, me decían, señalándome. Los promotores del Manifiesto de 1930 por la República se referían muy especialmente a la juventud con estas palabras: “Tratándose de decidir el futuro de España, es imprescindible la presencia activa y sincera de una generación en cuya sangre fermente la sustancia del porvenir”. Termino pues con un ¡Viva la Republica!

Reseña de "No nos los creemos. Una lectura crítica del lenguaje neoliberal", de Clara Valverde

Por Salvador López Arnal miembro del Frente Cívico Somos Mayoría
El Viejo Topo

Una cita del recientemente fallecido Agustín García Calvo abre el primer capítulo de este magnífico libro de intervención de Clara Valverde editado en la no menos excelente colección de Icaria, “Asaco”: “Con nuestra fe colaboramos para sostener la realidad. No hace falta creer. Hace falta no creer”. Este es el punto, este es el nudo esencial del libro que comentamos, del panfleto (en el mejor sentido de la palabra, que lo tiene desde luego) cuya lectura recomendamos vivamente. Eso sí, matizando ligeramente al autor del Sermón sobre el ser y no el ser, tampoco se trata, sin más, de no creer, sino de descreer lo que merece ser descreído. La inmensa estafa neoliberal, por ejemplo.

Hermann Cain fue uno de los candidatos republicanos a la presidencia usamericana en 2011. En uno de los debates se destapó con la siguiente afirmación, diseñada y estudiada previamente: “No eches la culpa a los grandes bancos, no eches la culpa a Wall Street. Si no tienes trabajo y no eres rico, échate la culpa a ti mismo.” Las frases de Cain, no fue esta la única, provocaron aplausos entusiastas entre los centenares de personas en la sala, seleccionadas previa y obviamente. Otros políticos institucionales abonan la misma senda de abyección. Afirman, por ejemplo, que “los desempleados son como alcohólicos o drogadictos: no tienen motivación para cambiar”. Dicho queda.

Las versiones rancio-hispánicas del insulto superan cuotas elevadas. “¡Qué se jodan!”, exclamó desinhibida la señora diputada Andrea Fabra, dignísima hija de su padre, y fiel colaboradora de su marido económicamente insaciable, que diría Cecilia.
Todo este lodazal de infamia le parece a Clara Valverde eso, una infamia inconmensurable que exige ser respondida y combatida. De ello nos habla en la última de sus publicaciones: No nos los creemos. Una lectura crítica del lenguaje neoliberal. De eso se trata, sostiene, de no creerlo, y de criticar, de deconstruir, el abominable lenguaje de la cosmovisión neoliberal que tantos efectos letales ocasiona.

NNLC está estructurado en siete capítulos condensados –“Pueden porque aún les creemos”; “Estrategia lingüística: culpabilizar”; “Más culpabilización: enfermas y enfermos ‘irresponsables”; “Silencio “igualdad” y género”; “Confundir, hacer dudar y despistar”; “Gobernar por el miedo”, y “Una voz urgente contra el neoliberalismo”-, se abre con un poema de Jorge Riechmann (“Palabra que muerde un trozo del pan de la verdad”) y, por si faltara algo, un prólogo de Carlos Jiménez Villarejo, que está envejeciendo maravillosamente, nos da la bienvenida. CJV apunta la finalidad del libro: “Esta obra es una necesaria contribución a la ingente tarea de desenmascarar “los abusos de poder” que tratan de presentarlos como legítimos y necesarios. El punto de partida es cómo afrontar la verdadera naturaleza de eso que, de forma tergiversada, se obstinan en llamar crisis” (p. 14). Queda dicho.

Vale la pena apuntar brevemente algunas de las tesis que la autora defiende con un lenguaje en absoluto neoliberal. Diez de las más sustantivas:

1. “El lenguaje es la primera y más necesaria arma del capitalismo neoliberal para construir y mantener un sentido común, como diría Antonio Gramsci, o para fabricar consensos, que dice Noam Chomsky” (p. 17). El lenguaje puede ser, es de hecho, un arma de despiste masivo.

2. “El lenguaje neoliberal con su tono de “todos tenemos que ser razonables”, utiliza la culpa, la duda, la confusión, la mentira y el miedo para que la población piense que lo que hacen las élites políticas y económicas es “bueno y necesario”. Si eso no es posible, intenta convencernos de que no hay ninguna alternativa” (p. 19).

3. “En el neoliberalismo se despolitizan los problemas sociales, económicos y políticos, y se abandona al ciudadano, empujándole a encontrar soluciones individuales en el mercado privado” (p. 24). El lenguaje y sus adornos publicitarios es el hilo conductor de esta estrategia.

4. ”Las desigualdades sociales y los trabajos precarios son algunos de los factores desencadenantes de los problemas de salud mental pero, en vez de ofrecer servicios socio-sanitarios para que la persona con ansiedad o depresión pueda ser escuchada, elabore su situación y reciba apoyo, se le culpabiliza y se le convierte en su propio castigador” (p.48).

5. “El no hablar de algo es otra estrategia lingüística eficaz especialmente en tiempos en los que lo que no sale en el telediario se considera que no existe. La situación dramática que viven las mujeres bajo el neoliberlismo, actualmente empeorada por el aumento de las desigualdades de género, está ausente en los medios de comunicación y en las voces de políticos y tertulianos” (p. 51).

6. “En la cultura política neoliberal que los gobiernos y élites fomentan, los ciudadanos son solo “espectadores”, gente “demasiado estúpida” para entender de política” (p. 59).

7. ”El neoliberalismo utiliza el miedo de numerosas formas, desde lo sutil a lo más directo, a través de las amenazas verbales y de la represión, para poder implantar sus políticas para enriquecer a los ya ricos, sin protestas ni interferencias de la ciudadanía” (p. 71).

8. “Las palabras hacen algo al que las escucha pero también hacen algo importante al que las dice. No sólo necesitamos aprender a escuchar y a analizar de forma crítica el lenguaje neoliberal, también necesitamos desenmascarar las manipulaciones, y sobre todo, pronunciar nuestras palabras, nuestra verdad” (p. 87).

9. “Los indígenas de Norteamérica creen que es su deber defender la tierra para las próximas siete generaciones. Nosotros, ¿para cuántas generaciones estamos dispuestos a abrir la boca y luchar?” (p. 97).

10. “Deja de esperar. El momento nos llama. Nadie ha imaginado cómo podemos llegar a ser y todo lo que podemos hacer. Esa es nuestra tara. Desertemos del lenguaje y de la mentalidad neoliberal, no nos quedemos dentro de sus fronteras. En estos tiempos: juguémonosla, agitemos, inspiremos, ocupemos las plazas. No lo aplacemos” (p. 99).

Se trata, pues, de cambiar el lenguaje (entre otras cosas) y ayudar con ello a cambiarnos a nosotros mismos y cambiar el mundo. Susan George muestra el camino: “Creo que ya no se le puede seguir llamando crisis, porque la propia definición de la palabra establece una época con principio y fin. Es un capítulo más de la lucha de clases que está en marcha, aunque la gente ahora no utiliza ese vocabulario” (El Roto, ese gran filósofo que entusiasmaba a otro gran filósofo, Francisco Fernández Buey, lo ha expresado agudamente del modo siguiente: “¡La operación ha sido un éxito: Hemos conseguido que parezca crisis lo que fue saqueo!”).

Clara Valverde ha dedicado el libro “a todas las personas que, aun teniendo miedo, luchan por la justicia y la dignidad, liberando sus mentes y su lenguaje de esquemas neoliberales”. El lenguaje y la mente de Clara, hija de aquel inolvidable profesor de estética y de mil cosas más, lo demuestra a lo largo del libro, está libre, muy libre, de ese inmenso lodazal de infames palabras e insultos clasistas e elitistas.

Se me olvidaba: lean con atención las excelentes páginas (pp. 36 y ss) que la autora dedica al coaching empresarial de ESADE, donde se inició la trama Urdagarin-Torres-Borbón. ¡Se lo pasarán en grande… y vomitarán de asco! No es contradictorio.

Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia).



La Educación Prohibida

La escuela ha cumplido ya más de 200 años de existencia y es aun considerada la principal forma de acceso a la educación. Hoy en día, la escuela y la educación son conceptos ampliamente discutidos en foros académicos, políticas públicas, instituciones educativas, medios de comunicación y espacios de la sociedad civil. Desde su origen, la institución escolar ha estado caracterizada por estructuras y prácticas que hoy se consideran mayormente obsoletas y anacrónicas. Decimos que no acompañan las necesidades del Siglo XXI. Su principal falencia se encuentra en un diseño que no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo.

A partir de estas reflexiones críticas han surgido, a lo largo de los años, propuestas y prácticas que pensaron y piensan la educación de una forma diferente. “La Educación Prohibida” es una película documental que propone 
recuperar muchas de ellas, explorar sus ideas y visibilizar aquellas experiencias que se han atrevido a cambiar las estructuras del modelo educativo de la escuela tradicional.

Más de 90 entrevistas a educadores, académicos, profesionales, autores, madres y padres; un recorrido por 8 países de Iberoamérica pasando por 45 experiencias educativas no convencionales; más de 25.000 seguidores en las redes sociales antes de su estreno y un total de 704 coproductores que participaron en su financiación colectiva, convirtieron a “La Educación Prohibida” en un fenómeno único. Un proyecto totalmente independiente de una magnitud inédita, que da cuenta de la necesidad latente del crecimiento y surgimiento de nuevas formas de educación.



Una sociedad libre debe producir personas libres. Es decir, personas con capacidad de elección y de discernimiento; de comprender lo que les pasa y de ser capaces de cambiar su situación si así lo deciden. Para que esto sea posible, es necesario que las personas tengan garantizado el acceso al conocimiento, y sepan además manejar de forma crítica la información que recibe.


La educación, desde la guardería hasta la formación de adultos, tiene en líneas generales tres objetivos, o por lo menos debería tenerlos.
>> Objetivo económico: Es innegable que una de las grandes expectativas que tenemos sobre la educación es que, si alguien tiene estudios, estará en mejor posición para conseguir un trabajo y la economía se beneficiará. Por eso invertimos tanto dinero en la educación. El problema es que las economías del mundo han cambiado diametralmente en los últimos 50 años. El mundo cada vez está más dominado por los sistemas de información, estamos inmersos en una economía de servicios y la industria se ha trasladado. Económicamente, el mundo de ahora no tiene nada que ver con el mundo en el que tú y yo crecimos y para el que supuestamente nos educaron.
>> Objetivo cultural: El segundo gran reto educativo es de índole cultural: una de las cosas que esperamos de la educación es que ayude a las personas a comprender el mundo que les rodea y a desarrollar un sentimiento de identidad cultural, una idea sobre su lugar en el mundo. En España no hay duda de que esa expectativa está presente en el sistema de enseñanza: se pretende ayudar a los alumnos a conocer mejor la cultura española, y lo mismo sucede en el resto del mundo. El problema es que el mundo también se ha transformado culturalmente en los últimos 50 años y es importante que conozcan de dónde vienen pero también qué está sucediendo ahora.
>> Objetivo personal: El tercer gran objetivo de la educación es personal: lo saben los que tienen hijos pero también cualquiera que esté vivo: una de las cosas que esperamos de la educación es que nos ayude a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos;que nos ayude a descubrir nuestros talentos, nuestras destrezas. Creemos que la educación ha fracasado estrepitosamente en ese sentido, puesto que muchos acaban sus estudios sin descubrir lo que se les da bien, sin averiguar jamás sus talentos. ¡Muchos pasan por la escuela y llegan a la conclusión de que carecen de cualquier talento! Y esto sucede porque, en el fondo, tenemos una visión de las aptitudes muy limitada.
“Los educadores deben cuestionarse para quién y a favor de quiénes educan.”Paulo Freire (1921-1997)



Próximo evento

Entradas populares

Etiquetas

22M 5 MINEROS DE ZARREU Accidente Ada Colau Alimentación Alimentos Asamblea asamblea abierta Asturias ASTURIES EN PIE austeridad Autonomías Avilés basta cambio Carta de la Tierra CEOE Ciudadanos Clara Valverde Colaboración Público Privada comunicado Comunidades Autónomas constitución Consumo crítico Contrapoder crisis CSI Déficit Público Derecho Constitucional Derechos Humanos derechos sociales deshaucios desobedencia civil desobediencia deuda pública Diferencia entre voto en blanco Documental economía Economía del Bien Común Educación el crepúsculo de un Rey Entrevista Especulación estatal Esther Vivas exigimos Fondo de LIquidez Autonómico Frente Cívico Galicia idealistas iniciativa ciudadana insumisión izquierda Jorge Verstrynge Juan Carlos I Juan Carlos Monedero Julio Anguita La Educación Prohibida legítimas libertad lucha manifestación Manifiesto Manipulación marchas de la dignidad Marea ciudadana mareas ciudadanas Mario Benedetti medio ambiente Mesa Estatal Miguel Ángel Presno Neoliberal No a la Guerra Noam Chomsky nulo Pablo Neruda Paolo Gandolfi parlamento autonómico paro partidos políticos pdf Pedro Montes pensiones PIB Plataforma X Los SP plataformas electorales Plebiscito poesia política ponte en pie prensa Presentación proceso constituyente Producción programa rebelion recortes reforma de la Constitución Reforma del Sistema electoral regeneración Renta Básica Resistencia resolución reunión Salud Salud Mental Salvador López Arnal Servicios Públicos Siria Sistema Soberanía alimentaria sociedad Sociópatas Somos Mayoría Sostenible sufrimiento social Tertulia totalitario Tratado de Libre Comercio Tratado de Maastricht Troika Unidad Popular utópicos Víctor Ríos video Virginia Gawel y abstención

- Copyright © Frente Cívico Avilés - - Powered by Blogger -